4 de junio de 2015

Que hacer cuando no hay nada que hacer

No es ningún secreto que una de mis debilidades es la estrategia, y en el día a día estoy pensando en ella incluso de forma inconsciente cuando estoy trabajando.

No he conocido ninguna empresa que nunca tenga nada que hacer, salvo el caso en que se encuentre en pleno proceso de liquidación, en cuyo caso, lo normal es que estés haciendo lo que tienes que hacer para acabar una etapa y estar ya pensando en la siguiente.

Mientras la organización está viva debe tener ilusiones, ganas de generar emociones y cambios, de vincular a las personas que la forman y con las que se relaciona sea como objetivo B2B o B2P, y eso sólo se consigue cuando no para, cuando mientras tiene algún rato para disfrutar de un relax, cuando saborea algún triunfo, alguien está pensando ya en lo que es mejorable, en aquello que puede variar para mejorar la calidad, para llegar más y mejor a su cliente, y como hacerlo con los tiempos, con la nueva realidad que conforman la globalización, las nuevas tecnologías y la forma de relacionarse imperante, desde la emoción.

Es posible que parezca extraño hablar en el mismo artículo de emoción y estrategia, pero hace años que negocios y personas van de la mano, y la obviedad está ahí, aunque no queramos.

Banco Imagen Libre Pixabay
El mundo sigue cambiando, cada vez más rápido y más ágil, las personas evolucionan, pero para conseguir internacionalizar, crecer, y hacer de tu organización un negocio, sólo podrás utilizar todas las posibilidades, y los gustos en la actualidad son el rey.

Hay muchas cosas por hacer, muchos datos que revisar, muchas estadísticas, muchas nuevas ciencias que están sumando para conocer un poco más el patrón de comportamiento, y la previsión de actuación de las personas o negocios con los que interactuamos, pero de momento la variable "factor sorpresa" sigue siendo alto ya que el mestizaje, la cultura multidisciplinar y la globalización aún no se ha convertido en patrón homogéneo, y cada zona tiene peculiaridades y habitantes dispuestos a defender y cuidar su diferenciación.

Crecer pensando en global, actuando desde lo local es una nueva realidad presente en muchos casos, y que conforma también una realidad de los negocios que apuestan por entornos ecológicos, y en muchos casos autosuficientes en todo lo que pueden, y cada vez pueden más.

El cliente cada vez tiene más opciones para elegir, y una parte de tu trabajo es hacerle comprender a las personas, que tu perspectiva y puesta en valor, es el más afín a ellos, y aquel que sabrá aunar emoción y razón para alinearse de manera sistemática, consiguiendo alejar la necesidad de competencia o de buscar un segundo proveedor, de la mente de nuestro objeto de deseo, el cliente.

Sandra Negreira

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