La primera vez que escuché hablar de “trabajar en la nube” no supe que pensar. La verdad es que la
imagen mental no desagrada porque se ve un sitio blandito y acogedor, eso sí,
está el tema de que te vengan a la mente los anuncios de Ausonia.
Parece ser que los
norteamericanos, tan extremos siempre para lo bueno y para lo malo, estaban
preocupados en su momento por la posibilidad de que una buena tormenta mandara
al traste las nubes. Quiero pensar que eran poquitos los que tenían esta
angustia.
Otra cosa que pensé es que, se
tratara de lo que se tratara, a los gallegos no nos iba a ganar nadie. Como
expertos en el tema nos tocaba estar a la cabeza, todo lo más habría que
compartir el éxito con los asturianos.
Bromas aparte y aclarado más o
menos el tema, todo parecía ceñirse a trabajar con una determinada tecnología
que nos permitía guardar y acceder a
nuestros datos en cualquier momento y lugar y desde cualquier dispositivo.
En realidad empecé a trabajar en
la nube bastante antes de saber que lo estaba haciendo, cuando buscaba en
internet o cuando accedía a Facebook desde cualquier dispositivo.
Fue trabajando, es esa fase de
pasar de guardarlo todo en el ordenador a colocarlo en un lugar donde todo el
equipo pudiera acceder, cuando di cuenta de que no estábamos hablando de tecnología, sino de una nueva forma de
trabajar, una nueva de hacer.
Toda una nueva forma de pensar y
actuar.
Resumamos en una imagen esta evolución.
Pasamos de un tiempo en que una
cabeza brillante era la que recordaba muchas cosas y nos asombraba al
escucharla todo su saber, a un tiempo en que los datos estaban en una máquina y
los podíamos consultar. Finalmente los
datos están ahí todo el tiempo, no hace falta acumularlos accedemos a ellos
en cualquier momento y lugar, y los encontramos actualizados.
Es difícil sin embargo no dejarse
llevar por “el que guarda siempre tiene” y acumular “por si acaso”.Sobre todo es difícil entender que no tenemos una nube
para cada uno, tenemos una nube para
todos.
Como muchas de las cosas que
están sucediendo en este momento, estas herramientas se integran muy bien en
los entornos innovadores en los que
se están desarrollando. Sencillamente porque han nacido para prestar servicio a
esos entornos, y porque ese tipo de empresas no solo son innovadoras sino que
en general son nuevas.
Así tal cual “nuevas”, lo que significa que no tienen que cambiar su paradigma anterior
porque no tienen ningún paradigma anterior que superar.
En los entornos más clásicos se
irán introduciendo poco a poco muchos de las novedades y nuevas formas de
trabajar. Lo harán en la medida en que las personas evolucionemos a nuevas formas de pensar y de trabajar.
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