27 de octubre de 2014


ESPAÑA Y LA MELATONINA






Esa sensación desconcertante de despertar un lunes de finales de Octubre y notar algo raro. No huele a café por el pasillo. El perro no tira de las sábanas. Y aun no ha sonado el despertador porque...

¡Me he despertado una hora antes!

¿Que ha pasado aquí? ¿acaso mi ansia por comenzar la semana ha prevalecido sobre la (maravillosa) sensación de estar en el útero materno?

Pues no. Resulta que esta noche a las 3 de la mañana, volvió a ser las 2, y aunque ya debería saberlo porque cambié todos los relojes de mi casa, y los de la casa de mi madre, y los de la casa de mi suegra, aun así me he olvidado de que tengo una hora más para mi. 60 minutos de vida, así, a lo tonto. Pues yo he dedicado esa hora de regalo a investigar el porqué tenemos esa hora de regalo, y resulta que el asunto trae tela.

Dicen los expertos que este cambio de hora nos hace más productivos y felices, ya que se retrasa la aparición de la melatonina en nuestro cuerpo y con evitamos que nuestro organismo se prepare para el sueño, se ponga tristón y se ajusten así nuestros ciclos de descanso con la luz solar.

Corría el año 1905 y un señor inglés llamado William Willet pensó que estaría bien jugar al golf a última hora de la tarde con un poco más de luz, así que publicó su idea. Sería unos años después, con la 1º Guerra Mundial cuando algunos países adoptaron la medida con la intención de ahorrar carbón, aunque la medida no se aplicó en el hemisferio norte de forma generalizada hasta 1974, coincidiendo con la crisis del petróleo. En nuestro país la medida llegó a aplicarse antes gracias a una "sugerencia" de Alemania al general Franco, que no debió darse cuenta de que España ya estaba situada tanto al oeste que con la medida en realidad adelantaba 2 horas de luz en vez de una. Y así hasta hoy.

No faltan voces que sugieren que los beneficios del cambio de hora no son tales, que ni se ahorra más energía, ni somos mucho más productivos, en parte por lo antes mencionado de la errónea aplicación geográfica de la medida, y en parte por el carácter patrio, inventores de la siesta y líderes mundiales en producción masiva de melatonina: ¿que me despierto antes?... ¡pues una hora más para dormir! 

Y es que para lo bueno y para lo malo, este país nuestro obra contra natura. ¿Que en casi toda Europa se sale del trabajo a las 18:00?, pues aquí a las 20:00... ¿que se come a las 12:30?, pues aquí el cafecito o la cañita, y ya después ya comeremos a las 14:30... 

Si algo positivo tienen para mi estas normativas europeas es para contrastar sus efectos en nuestro idiosincrasia mediterránea, esa cosa que tenemos de actuar irracionalmente ante cualquier imposición. Somos europeos, sí, pero del sur, pasionales, oiga.

Además, ¿para qué quiere un español una hora más de luz solar, si lo que nos gusta es salir de noche?.

En todo caso prefiriríamos avanzar una hora más. Pero es que eso tampoco nos gustaría, porque cuando llegase el 29 de Marzo y avanzásemos los relojes 60 minutos como 60 puñaladas... pues haremos lo de siempre, apurar hasta el último minuto de sueño, levantarnos de mala leche, atragantarnos con un café rápido y echarle la culpa a los alemanes.

Y así todos los años...

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